Se sabe que tras la muerte de Cristo, Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo, continúa inicialmente su labor apostólica en Jerusalén. Posteriormente se trasladaría a España para seguir con su misión evangelizadora. Más tarde regresó a Palestina donde fue decapitado en tiempos de Herodes Agripa.
Según la tradición, su cadáver fue robado por los discípulos Atanasio y Teodoro y llevado en barco de nuevo a tierras españolas, en concreto a Iria Flavia (cerca de la actual Padrón).
Es durante el reinado de Alfonso II el Casto, de Oviedo ( 820) cuando se produce el milagroso descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago.
Una gran luz indicó a un pastor llamado Pelayo dónde se encontraba la tumba, el mismo rey viajó al "Campo de Estrellas", hizo construir un pequeño templo y peregrinó a Santiago instaurando el culto jubileo.
En 1075, reinando Alfonso VI, se comenzó la que ahora es Catedral de Santiago de Compostela.
La peregrinación es un acto esencialmente religioso.
Para quienes peregrinan, el Camino de Santiago constituye mucho más que una ruta deportiva, turística o cultural. Es todo esto, en efecto, pero es también un encuentro con la fe de los Apóstoles, las raíces históricas y religiosas de Europa, y una exploración espiritual de cada persona.
En el siglo XII, el Papa Alejandro III concedió la bula "Regis Aeterni". En ella se especifica la concesión del Jubileo para aquellos que durante el Año Santo cumplan tres requisitos: visitar la Catedral de Santiago y la tumba del Apóstol, rezar alguna oración por las intenciones del Papa y confesarse y comulgar en la quincena anterior o posterior a la visita.
Años Santos o Años Jubilares son todos aquéllos en los que el día 25 de Julio (día de Santiago) coincida en domingo.